En el mundo profesional, los accesorios no son meros complementos decorativos. Son una extensión silenciosa del mensaje que…
El tiempo es uno de los bienes más escasos. Por ello, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un aliado silencioso pero poderoso para simplificar decisiones cotidianas. Entre ellas, una que, aunque parezca trivial, consume una enorme cantidad de energía mental: decidir qué ponerte cada día. En especial para mujeres profesionales que buscan transmitir una imagen coherente, eficaz y alineada con sus metas, la IA puede ser mucho más que una herramienta de moda: puede convertirse en una estrategia.
En el entorno digital actual, la imagen proyectada en redes sociales puede influir tanto como la presencia en una reunión o una presentación pública. Para una mujer en un puesto de responsabilidad, la fotografía profesional no es un simple retrato, sino una herramienta de comunicación que refuerza su marca personal y transmite los valores adecuados.
Al igual que la fecha del Black Friday, la Inteligencia Artificial ya se ha instalado entre nosotros. La tecnología puede ser una gran aliada para ayudarnos a comprar mejor. Gracias a la información que nos proporcionan los avances tecnológicos podemos localizar exactamente lo que necesitamos, comprar lo que realmente nos sienta bien y hacerlo de forma ágil y segura ahorrando dinero.
El acceso generalizado a la Inteligencia Artificial (IA) lleva tan solo unos meses y ya son muchas sus aplicaciones en los servicios de consultoría de imagen y comunicación. Pero nuestro sector trabaja para personas y debemos ser conscientes de la enorme responsabilidad que tenemos con su uso. La AI Act establece una serie de riesgos, muchos de los cuales impactan de lleno en nuestro sector.
Una de las tecnologías con mayor proyección en la industria de la imagen es la Realidad Aumentada (AR – Augmented Reality). Gracias a la capacidad de superponer elementos virtuales sobre imágenes reales, podemos probar cómo quedaría una determinada tonalidad de maquillaje sobre nuestra piel, un color de tinte sobre nuestro cabello, unas determinadas monturas de gafas o probarnos ropa sin ni siquiera tocar la prenda físicamente.